Año 5 Número 55 Ocubre 2007

Los huracanes

instantáneos


Después de la extraordinaria temporada de huracanes 2005 en el Atlántico, la del año pasado y la actual han sido normales en cuanto al número de estos fenómenos. Pero parece que se están cumpliendo los vaticinios de algunos científicos en el sentido de que si bien no habrá más huracanes, cada vez habrá más de gran intensidad. Parece también que debemos prepararnos para lo que podríamos llamar huracanes instantáneos, de muy rápida gestación y desarrollo.
En sólo un par de semanas ocurrieron en el Caribe dos —Dean y Félix— de categoría 5, la máxima en la escala de Saffir-Simpson, con vientos superiores a 250 kilómetros por hora. Y, como señala un experto, el Dr. Jeff Masters, del popular portal meteorológico de Internet The Weather Underground, de los 27 de tal categoría habidos en el Atlántico desde 1944, ocho ocurrieron en los últimos cinco años.
De esos ocho, tres impactaron Quintana Roo y un cuarto nos pasó rozando, aunque no sin afectar seriamente las playas de Cancún con su oleaje y su marea de tempestad.
Ellos fueron, en orden cronológico, Iván, Emily, Wilma y Dean. Todos aumentaron de potencia con inusitada celeridad. En 2004 Iván asombró a los meteorólogos porque nunca habían visto un huracán que se fortaleciera tan rápidamente en el Atlántico. Además, mantuvo largo tiempo su gran fuerza. En total, estuvo en la categoría 5 más de 60 horas. De él nos salvamos por un pelo, pero en la pequeña isla de Granada dejó 39 muertos y en Estados Unidos pérdidas por 13 mil millones de dólares, convirtiéndose así en el cuarto huracán más destructor de la historia, incluido Katrina.
En julio de 2005, Emily, también procedente del Atlántico, aumentó de potencia con gran rapidez hasta la categoría 5 después de entrar al Caribe. Con esa fuerza tocó tierra en Quintana Roo, pero como lo hizo por la poco poblada zona de la Reserva de Sian Ka’an, no causó grandes daños materiales.
Wilma fue un verdadero huracán instantáneo. En sólo 25 horas saltó de la categoría de fuerte tormenta tropical con vientos de 110 kilómetros por hora, a la de huracán categoría 5, con rugientes vientos de 280 kph y una presión en el ojo de apenas 884 milibares. Resulta ser así el de menor presión en el ojo registrado en el Atlántico y el décimo en el mundo. Los nueve que lo superan fueron tifones del Pacífico occidental, donde adquieren más fuerza porque recorren grandes distancias sobre mar abierto. Nuestro Wilma, en cambio, alcanzó su enorme potencia a lo largo de unos cientos de kilómetros en una pequeña área del Caribe.
Dean fue otro huracán instantáneo. En poco más de 36 horas pasó de la categoría 2 a la 4 y rápidamente llegó a la 5, con la cual tocó tierra en el sur de Quintana Roo. Sus vientos de 270 kilómetros por hora y la presión en el ojo de 906 milibares, lo catalogan como el noveno huracán más poderoso del Atlántico y el tercero de mayor intensidad al tocar tierra.
Así pues, parece que efectivamente hemos entrado a una época de huracanes fuera de lo común.

 
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