La nueva Santa Inquisición

por Latitud21 Redacción

El término inquisición o Santa Inquisición hace referencia a las instituciones dedicadas a la supresión de las herejías, principalmente en el seno de la Iglesia Católica. La herejía, en muchas ocasiones, se castigaba con la pena de muerte, misma que imploraban los acusados después de sufrir indescriptibles torturas que harían parecer a Hannibal Lecter un tierno personaje de Walt Disney. La Inquisición real se implanta en la Corona de Castilla en 1478 por la bula del papa Sixto IV y más tarde se extendería a los territorios de la Nueva España, en donde se iniciaría desde los primeros momentos en que los españoles pisaron el continente americano. Tras la conquista se instauró el Tribunal del Santo Oficio, que dependía directamente del Consejo de la Suprema Inquisición, encabezado por el inquisidor general de la Monarquía Hispánica.

El 31 de mayo de 1820 se decreta la extinción del Tribunal del Santo Oficio en México y el 10 de junio del mismo año fue el último día de la inquisición en la Nueva España, cuando un destacamento de 70 hombres y dos cañones al mando del capitán Pedro Llop llegara al edificio de la Plaza de Santo Domingo, sede de la Inquisición en México, con la orden de liberar a todos los reos, algunos de ellos que por más de 30 años permanecieron encarcelados y torturados. A ya casi 200 años de que concluyera este triste capítulo de la historia de México y que a todos nos avergüenza y horroriza por sus prácticas inhumanas, en las que la gente era juzgada sin juicio y sentenciada sin sentencia, parece haber regresado a la hoy República Constitucional y Democrática de los Estados Unidos Mexicanos.

El papel de la Santa Inquisición en México lo ocupan ahora los llamados grupos ambientalistas, que escudados en la protección del medio ambiente, como la Inquisición lo hiciera en la religión, pretenden erigirse en jueces y verdugos de la Santa Palabra y, por supuesto, los únicos portadores de la verdad y capaces de salvar la humanidad. Un ejemplo de esto es el llamado Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), grupo de pseudo abogados inquisidores que, encapuchados en el traje de ambientalistas, hoy pretenden erigirse en los perseguidores de las herejías ambientales para intimidar, chantajear, amenazar y juzgar, sin razón ni derecho, a quien consideren violenta los mandatos de la “santa iglesia ecológica”.

Al igual que la Santa Inquisición, una simple nota anónima, chisme o rumor basta para perseguir al hereje, en donde el empresario es la representación carnal del mal y ellos los únicos portadores de la santa verdad y del perdón.

Con este artículo posiblemente pasaré a encabezar la lista de herejes de este tribunal de la ignominia, en la que no existe derecho de defensa ni de réplica y  cualquier razón o argumento es inspiración de la maldad y la ambición. Cual Galileo y muchos otros, seremos ahora objeto de persecuciones por blasfemos, en donde los modernos instrumentos de tortura se llaman medios de comunicación y no hacen daño a la carne pero sí al nombre y la fama del hereje. Continuarán las campañas de difamación, por parte de este y otros grupos ambientalistas afiliados al CEMDA, quienes lo único que tienen de verde son los dólares que reciben como fruto de sus amenazas y chantajes.

Estamos dispuestos a pagar el precio de denunciar sus acciones y falsedades, así como las persecuciones e intimidaciones que por herejes y blasfemos tendremos que enfrentar. Porque estoy convencido que es el sol y no la tierra el que ocupa el centro de nuestra galaxia. La historia me dará la razón y la verdad nos hará libres. Sea.

Eduardo Albor
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