La aventura

por Latitud21 Redacción

El mundo está cambiando… Las tendencias turísticas también, y el turismo de aventura comparte todos los principios de las nuevas preferencias del consumidor: productos verdes, sustentables, éticos y de compromiso social, y se encuentra listo para capitalizarse y no precisamente como un simple nicho de mercado, pero partamos de ahí.

Y hay suficientes argumentos para sostener lo promisorio de este nicho y no solo a nivel mundial sino en México, y destinos con gran potencial como el Caribe mexicano, como lo afirma nuestra historia de portada, Woodward Camp Inc., a la voz de su CEO, Gary Ream, cuyo ingreso a la atractividad de la Riviera Maya le ha significado una inversión cifrada en más de tres millones de dólares…

De los argumentos. La Organización Mundial de Turismo sostiene que los segmentos están creciendo mucho más rápido que el turismo masivo, que aun con el 50% de participación del mercado, el nicho de Aventura y Ecoturismo está despuntando y ganando terreno a un ritmo vertiginoso, consiguiendo entre el tres y cuatro por ciento del mercado internacional, que traducido en números financieros representa un billón de dólares anuales, y cuya tasa ha ido en incremento hasta en un 65% desde 2009.

Otro argumento. El Resumen del Viajero Estadounidense, elaborado por la investigadora de la universidad estatal de Michigan, Paige Schneider, en colaboración con la revista Adventure de National Geographic, arroja que la edad oscila entre los 35 y los 54 años de edad, licenciatura o grados mayores, ingresos de entre $75,000 y $149,000, su motivación es “el derecho de presumir”, interesados en desplazarse a lugares “únicos”, y como destino final: México.

Pero más allá de este contexto, el segmento de Aventura representa una importante oportunidad económica, como arrojaron las investigaciones de la Asociación Industrial de Actividades al Aire Libre basada en Estados Unidos, en la que indican que el turismo enfocado en la naturaleza ha dejado una gran huella en la economía nacional: $730 billones entraron anualmente a la economía estadounidense; más de seis millones de empleos se relacionan a la industria; 46% en ventas de equipo especializado; 243% de ventas relacionadas a viajes; 87% de impuestos estatales y federales. Aunado a que miembros de la Asociación Mundial de Turismo de Aventura basada en EU reportan que generalmente los viajes de aventura cuestan de cinco mil a nueve mil dólares por persona.

Y sí, en este mismo contexto, este segmento es mucho más resistente en tiempos de recesión, como arrojó un sondeo de la consultora XOLA, realizado en AL, Norteamérica y Europa. En éste hubieron turistas de Aventura que dijeron estar pensando en hacer viajes de nueve o más días, 22% más largos que el año anterior, a pesar de la desaceleración económica en 2008. U otro interesante dato que arrojó la investigación de Unity Marketing, en cuanto a que los americanos con poder adquisitivo alto -muestreo realizado a cuatro mil 284 consumidores con ingresos promedio de 155 mil 100 USD- frenaron acentuadamente su forma de vida lujosa, desde 2008. Sin embargo, mientras que estos recortaron sus gastos en lujos, ropa y accesorios, los aumentaron en experiencias, su mayor fuente de alegría y satisfacción.

México tiene una riqueza de recursos de turismo de aventura, y tendrá que sacar todo tipo de suertes para pronunciarse a favor del desarrollo de éste; sin embargo, no procederá sin la definición de políticas públicas para potenciarlo, identificación no solo de sitios con posibilidades sino un serio diagnóstico para crear infraestructura, rutas, capacitación y seguridad. Luego vendrá la implementación de mecanismos y estrategias de mitigación para manejar los recursos naturales, cruciales para el turismo de aventura; las regulaciones entre los tres órdenes de gobierno. Y de ahí, las estrategias para posicionarse en el mercado mundial como un destino de aventura y penetrar en un mercado de alto nivel.

México tiene con qué: se encuentra en el top five de los países con mayor biodiversidad en el mundo (con más de 200 mil especies;  hogar del 10-12% de la biodiversidad mundial). Cuenta con un territorio robusto de aventura: 34 reservas de la biosfera, 25 sitios culturales, cuatro naturales declarados Patrimonio de la Humanidad y 39 más que están siendo considerados, independiente y complementariamente de su rico legado cultural, su riqueza poblacional indígena y su posición geográfica.

No hay asomo a la duda de que los recursos naturales en México son capaces de sustentar esta industria turística de aventura  económicamente sustentable. Sin embargo, la posición actual del país tendrá que abatir esos rezagos, resultado de la confluencia de temas tanto a nivel estratégico como de regulación, y a nivel de empresas individuales.

A este segmento de mercado se le debe conceder su justa importancia, pues su postulado tan simple como básico tiene una meritoria aportación a favor del medio ambiente, al desarrollo y progreso de las comunidades indígenas y a la diversificación de la oferta turística del país. Y ya que 2017 fue declarado el Año del Turismo Sostenible para el Desarrollo por la ONU, vendría bien hacer todos los ajustes para entrar al compromiso de la conservación ambiental y a la responsabilidad social integral. El deseo del Nuevo Año que inicia…